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Amor en filoSofía

Ya son muchos años desde que escribí mi primer poema, nació inesperadamente, tal vez por cuestión del azar, o como decidí llamarlo yo, la expurgación del alma. Es que generalmente, es en nuestra adolescencia cuando vivimos las transiciones más difíciles y representativas para nuestra vida. En mi caso, en aquellos años hubo algo que marcó mi vida, y con lo cual quise comenzar este blog, tal vez hayan miles navegando en el mundo, pero este será el mío.

Es por aquella inspiración, que se escribieron mil canciones, por aquel sentimiento, la tierra se llenó, y por aquel subibaja emocional es que muchas guerras se han llevado a cabo y muchos libros se han cerrado, y sí me refiero a aquel “bicho” que solemos llamar amor. Para algunos quienes nos dedicamos a leer y escribir, la realidad más peligrosa y bella puede llamarse amor. Exaltación, impulso, no sé exactamente. El verdadero amor es difícil de reconocer: no es cuestión de cerebro sino de corazón. Sonará trillado y nada fresco, pero fue el intenso amor comenzado en una cálida tarde de verano, que cual rayo fugaz me llenó de inspiración, y habían noches mudas en las cuales simplemente los dedos no me cabían en aquel viejo poemario que rellené con intensidad, y que se convirtió en gran aliado mío. Solía pasarme horas contándole a aquel viejo cuaderno, forrado con un papel impreso de tapas coleccionables de íconos de la música (mi segundo amante), mis suspiros, mis sollozos, mis alegrías y mis emociones, y es que generalmente los amores nacidos en la adolescencia, no suelen ser las mejores historias de amor, pero agradezco haber aprendido a darle voz a mi corazón, y describir el sentimiento en palabras, en donde la inspiración fluía como las aguas del río caudaloso, eran esos los escenarios en donde mi corazón dictaba las palabras y mi mano las hacía realidad, maravilloso conjunto de letras, tan solo letras por muy ínfimas que parecían cuanto sentimiento podían derramar, tenían el poder suficiente para conectar a dos personas aunque no estuviesen en el mismo lugar.

Con el pasar de los años, mis poemas fueron refinándose y haciéndose a mi parecer mas bonitos, y es que tuve la deliciosa experiencia de realmente sentir el amor, no todos hemos tenido el privilegio de poder decir con seguridad “sí, yo he amado” pero a quienes nos pasa, simplemente se sabe, cual dulce arrugamiento en el fondo del corazón que lo que vives es tu verdadero amor, antes de este, por mi pista habían bailado muchos, y en sus respectivas épocas, solía decir que sentía amor… pero no amaba, y puedo asegurarlo pues sentía que algo más estaba por venir, que ese no sería el fin de mi libro, y el corazón no me engañó. Un día esperadamente inesperado, conocí sin querer a la persona que se encargaría de llenar mis días, tardes y noches, con intensa pasión, y no de la pasión sensual o a la que generalmente todos solemos pensar de inmediato, sino de esa pasión que nos hace poner el mayor empeño y cariño a las cosas. Digo que aún a los años que tengo sigo creyendo en los arco iris y estrellas, pues por mucho tiempo me hicieron sentir como si viviera en ellas, y aquí voy al punto importante, y el porque de muchas canciones tristes de amor se han creado, millones más de poemas se han sumado, y porque otro tantos de guerras han sucedido, tal como lo comenté al inicio de este artículo. Nosotros como seres humanos, hemos sido creados con la natural necesidad de sentir y dar amor, podría llamarnos como vehículo imperfecto, sentimiento perfecto. El amor en sí, es un sentimiento perfecto, pero si ha habido tantos fracasos y éxitos a lo largo de nuestra cruda historia, es porque nosotros como vehículos imperfectos, generalmente solemos tomar el camino incorrecto, y es que una ligera decisión, puede acarrear una confusión, un malentendido, un sinfín de guerras. Pues que hacemos cuando tenemos un corazón desolado? Tenemos la intensa necesidad de contárselo a alguien, para que nos “escuche”, pero interna y psicológicamente, estamos tratando de desfogar, traspasar un poco, de ese mal sentimiento que nos acongoja, lo cual puede desencadenarse en una cadena inimaginable.

Si amamos, o queremos, porque llenarnos de preguntas y porqués? Mi consejo para cualquier amante, o aficionado al amor es que si lo encuentras en donde lo encuentres, en unos años adelante, a la vuelta de la esquina, en una mirada al pasado o en el cuerpo inesperado, vívelo, siéntelo, y si es correspondido, haz que se quede el tiempo que este dure, pero siempre sin presionar, pues cual puñado de arena en la mano, mientras más la aprietes, mas rápido se desvanecerá entre los dedos. Porque aunque nos duela, el amor no es eterno, dura un tiempo y luego se va, pero si vuelve, entonces es el verdadero, no te llenes de ochos en la cabeza, atrévete a vivir aquel sentimiento que tu vida llenó y si te es posible encontrar a tu compañero de vida, no lo dejes ir. El verdadero secreto, es que el amor depende de nosotros, no hay fórmula mágica, solo vive la vida como la comenzaste, simple!


Aquí les dejo uno de mis últimos y favoritos poemas, al cual llamé Frío


Aquel frío de tu boca,
que me recuerda un beso,
que me lleva al infinito
en donde tu extasiante y exhausto aliento,
me invitan a fiestas con tu piel,
a fundiciones con tu delirante sudor,
a intensas uniones con tus labios,
a un recuerdo esbozado por una tímida lágrima,
pero acurrucado en tus susurros de ayer,
y es que el frío de tu boca,
siempre me lo hará saber.